jueves, 2 de abril de 2009

ENCUENTROS FEMINISTAS, DIVERSAS FORMAS DE ENTENDER Y HACER LA POLITICA

Norma Mogrovejo Aquise

En los últimos días se han realizado en la ciudad de México diversas reuniones, encuentros, debates, foros y marchas que expresan las diferentes corrientes de pensamiento feminista Latinoamericano y Caribeño. El XI Encuentro Feminista cuya sede fue elegida en el anterior Encuentro, en Brasil, fue el centro de diversos cuestionamientos y que llevó a muchas feministas a generar espacios diferenciados de reflexión.

El 27 de febrero se llevó a cabo una primera reunión, convocada por feministas de la vieja guardia mexicana quienes a decir de algunas de las asistentes, no se sintieron convocadas en la organización del XI Encuentro, ni en el eje de discusión: “Los fundamentalismos”. Pese a los disensos, la convocatoria al diálogo constituyó una acción positiva que reunió alrededor de doscientas mexicanas. El tema central giró en torno a los avances y retos del movimiento feminista mexicano en la consecución de derechos y el ejercicio de políticas públicas. Milenio Feminista organizó una mesa cuyo centro del debate fue el cuestionamiento al tema de los fundamentalismos como un tema central que convoque al Movimiento Feminista Latinoamericano.

Del 12 al 15 de marzo en el local de la CNTE, cerca de doscientas Feministas Autónomas de diversos países de América Latina se reunieron con un presupuesto básico que cubrió la alimentación de los cuatro días y parte de los pasajes de varias de las convocadas. Desde el cuestionamiento a la institucionalizació n del feminismo latinoamericano y caribeño, plantearon un encuentro autogestivo, crítico a la tecnocracia feminista y los manejos presupuestales, las asistentes se apropiaron del lugar y en comisiones organizaron la limpieza, la distribución de los espacios y las comidas. En coherencia, no hubo hoteles contratados, sino una red de alojamientos solidarios.

Desde distintos lugares se revisaron los orígenes de la corriente de la autonomía, El Salvador 1994, Chile 1996, "Las próximas", "Las Dignas", "Las Cómplices", "Comunidad Mujeres Creando", "Memoria Feminista", "Las Chinchetas", compartieron las reflexiones desde sus prácticas: crítica a la oenegización del movimiento feminista, la transformació n de las agendas debido a intereses de las agencias de financiamiento, el proceso a Beijín y la instalación de la tecnocracia de género, los intereses económicos antes que los cambios societales, la descentración del sujeto mujer y la instalación de la categoría de género que despolitiza la lucha de las mujeres, la participación en la generación de la corriente autónoma, las coincidencias, los disensos.

Ante un feminismo hegemónico, que se presenta como oficial, que pretende representar y hablar a nombre de todas, la disidencia es vivida con dificultad y soledad. Sin embargo, juntarse desde lugares remotos y replantear las resignificaciones y resistencias en una sociedad donde el neoliberalismo pareciera no dejar lugar a experiencias más allá de los mandatos de los intereses macroeconómicos, las autónomas viven en comunas, ejercen economías solidarias, desde Bolivia; Mujeres Creando hilan fino con su propuesta de un feminismo comunitario, Seminarios de reflexión en distintos países generando discusión y corrientes críticas, publicaciones periódicas, editoriales, grupos de acción, la generación de un cuerpo colectivo que se desnuda, se apropia de espacios, protesta, reclama, expresa, se reinventa, un cuerpo y un pensamiento anticolonialista. Difícil tarea, pero cuatro días dieron para tomar fuerza, energetizar el deseo de vivir en y por las utopías.

Y el Encuentro Autónomo irrumpió el Institucional. La inauguración, después que Mujeres Creando hiciera el ritual de pago a la pachamama, un grupo de autónomas subieron al estrado con el dorso desnudo, una letra pintada en el cuerpo que en conjunto gritaba “¡AUTONOMIA!” y un pañuelo en la boca simbolizando que la institucionalidad ha arrebatado la libertad de expresión con un discurso oficial y ésta sólo es posible desde la disidencia. Y desde ese lugar, se leyó el posicionamiento del Encuentro Feminista Autónomo, un cuestionamiento a la organización del XI Encuentro feminista con más de 650 mil dólares como presupuesto, un insulto a la pobreza del país; los exorbitantes salarios de las organizadoras del encuentro, la falta de transparencia en la información y uso de los recursos, la contratación de hoteles, empresas de servicios y materiales, la toma de decisiones por mayoría, el privilegio de los nuevos sujetos del feminismo, los pactos con partidos políticos y candidaturas; se refuerza las instituciones patriarcales generando tráfico de influencias y prácticas corruptas.[1]

Así, con la crítica de las autónomas, se reunieron aproximadamente mil seiscientas mujeres en el Convento del ex Regina, distintos patios con paneles que transmitían en simultáneo las actividades del foro principal. Con ponencias de las voces más oficiales del feminismo latinoamericano o un foro al estilo del talk show donde eran entrevistadas otras más, voces oficiales, daban lugar a la discusión de los temas planteados. Sin embargo, el Encuentro no dio lugar a plenarias donde se debatiera temas de interés o discordancia. En general pareció un Encuentro de la formalidad, de informes sin debates. Todo parecía preestablecido, como la comida precocida, presasonada, así fue también la designación de la siguiente sede, sin posibilidad a una elección, las colombianas salieron con la pista de un ballenato a aceptar lo premandado, no hubo lugar a ninguna otra propuesta, luego llegaron los informes de los grupos de trabajo, las jóvenes las más cuestionadoras, las negras las más creativas, las trans aprovechando el foro para sus candidaturas, las trabajadoras sexuales desde el dolor de la persecución, las académicas, unas, las otras y al final una voz disidente que pedía hablar, la coordinadora del foro sin esperar todas las participaciones y en desacuerdo a lo posible por llegar, “tengo hambre y me voy a comer”, abandona la dirección de la sesión y con ella las demás organizadoras y otras más. Una crítica a la metodología que no dio lugar al debate, a la conducción y sentido del Encuentro, una voz que tal vez era de muchas, que luego se acercan dicen, es algo que pensé, que sentí pero no me atreví a decir y así se desvaneció el Encuentro, sin cierre, sin agradecimiento. La comida, las mariachis y luego una marcha que cambió de ruta en obediencia y disciplina a las actividades de un presidente de la república al que no se reconoce legítimo. Escasa asistencia debido a que muchas debían correr a sacar sus cosas de los hoteles porque su alojamiento se vencía a medio día. Con aproximadamente 500 personas, la marcha concluyó en el palacio de Bellas Artes, las consignas dieron cuenta del reclamo por el aborto libre y gratuito, no más violencia ni asesinatos a mujeres, educación laica. Los trans encabezaban la marcha, así los tacones nada inocentes, haciendo puré los pies de sus usuarias llegaron al destino final, ningún discurso, ningún pronunciamiento, sólo la banda de lesbianas que alentaba gritar y cantar cerró la marcha que parecía no llevar a ningún lado.

Paralela a la marcha, un último encuentro o foro dialogal de feministas de izquierda reunió a aproximadamente 25 mujeres que intercambiaron sus experiencias con los gobiernos de la izquierda latinoamericana, Nicaragua, Bolivia, Venezuela y el Distrito Federal, aciertos y críticas, en distintos contextos socio-políticos de la región como también respecto los feminicidios, la brevedad del encuentro no dio lugar a un posicionamiento, fue más bien el inicio de un diálogo por hacer.

Una última marcha cerró la intensa jornada feminista. La que debió ser la sexta, pero denominada la cuarta, debido al registro en derechos de autor del nombre “Marcha Lésbica” y en consecuencia el desconocimiento de iniciativas que no llevaron “la marca registrada”, convocó aproximadamente tres mil lesbianas. Dos bandas alentaban la energía de las marchistas. Consignas que reclamaban derechos, matrimonio, adopción, otras que recusaban las instituciones heteropatriarcales de control, la guerra, el neoliberalismo, el matrimonio e instaban a cambiar la sociedad desde las utopías. En el monumento a la Revolución un estrado invitaba a seguir activando y festejando. El grupo de hip hop Las Krudas cerraba en evento y un discurso de la lesbiana histórica invitaba a reflexionar respecto los símbolos lésbicos, el hacha en vez de una bandera enarbolada por el consumismo del mercado rosa.

Circuló también en los medios electrónicos y escritos, la voz de la corriente de las feministas autónomas del afuera, quienes desconocen la validez tanto del Encuentro Autónomo como del Institucional. Y es que, a pesar de ser reconocidas como iniciadoras de la corriente autónoma; en diversas cartas, sin debatir razones, el argumento quedó como descalificació n basada en difamaciones. Aún sin marca registrada ante la oficialidad administrativa, el reclamo de una autoría que no autoriza autonomizarse, de un deber ser en la obediencia o fidelidades que sacrifiquen justamente el sentido autonómico, paradójicamente, aparece como una posición institucionalizante . Desde el afuera, la crítica, llega como el resentimiento de lo que no se pudo liderar desde la jerarquía.

Así, feminismos que buscan su legitimidad en la interlocución con los Estados, que refuerzan la lógica de un estado de derecho pensado y construido desde la institucionalidad patriarcal. Feminismos que desde la práctica refuerzan las jerarquías y por tanto la institución. Un feminismo que se rebela a las prácticas neocoloniales, que cuestiona las relaciones de subordinación producidas o generadas desde el capital, el conocimiento patriarcal o la institucionalidad para el control social. Un feminismo que desde la contrahegemoní a hace posible una práctica distinta, que desde diferentes lugares de la región elabora coreografías de la resistencia para un cambio radical.

[1] Increíblemente, tanto las compañeras bolivianas como Victoria Aldunate, chilena, que leyó el posicionamiento, recibieron el peso de la represalia. La cuenta de su hotel no fue liquidada por el comité organizador del XI EFLAC. Después de muchas llamadas desatendidas, ésta debió ser pagada por compañeras solidarias, para que las compañeras sudamericanas pudieran dejar el hotel y volver a sus países de origen.

1 comentario:

  1. Compañeras autónomas, comparto un correo que escribí para aquellas que nos sumamos a la invitación de organizar el XII. Espero que podamos "encontrarnos" desde el principio y desde todas las tendencias para hacer un mejor encuentro. Esta es una invitación y una provocación (en el mejor y más sensual de los sentidos:

    Muy estimadas compañeras,

    Comparto con ustedes el ánimo de convocar e incluir en el próximo encuentro a todas las corrientes del feminismo, incluso las más críticas, radicales y vehementes. El reto consistirá en que esa inclusión no sea superficial, es decir, que estemos en un mismo espacio físico escuchando a algunas sin posibilidades de dialogar, de encontrarnos profundamente con las demás, de compartir experiencias diferentes y de plantear discensos, sin la necesidad de arrebatar micrófonos.

    Para ello creo que la invitación a impulsar este encuentro XII debe ser muy amplia -lo que haría más dificil la toma de decisiones pero garantizaría que cada cual feminista -que decida meterle al trabajo de preparación- ponga sus ideas a circular y se comprometa con llevar a cabo su "versión" del encuentro.

    Pienso, soñando un poco, que podría ser algo como los foros sociales mundiales, eso sí menos caóticos, donde la pluralidad política del feminismo sea evidente. Donde haya mujeres feministas liberales e "institucionales" hablando de sus aprendizajes y proyectos pero también mujeres feministas lesbicas, radicales y autónomas, no sólo para denunciar al encuentro por tecnofeminista, sino para aportar sus lecturas críticas sobre el feminismo, el patriarcado, el capitalismo y el mundo.

    Asimismo, sí logramos ese tipo de participación desde el principio -amplia, plural, rica y sabrosa- tenemos como tarea logar juntarnos realmente, desde todas las corrientes y tendencias, para pronunciarnos enérgicamente sobre lo que queremos las feministas de todos los pelambres, lo que tenemos que proponerle al mundo. Yo extrañé un cierre así en el pasado encuentro.

    Sobre la crítica de Norma Mogrovego al baile de "ballenato" que era un porro, parece más una crítica a que no hubo consulta democrática sobre la nueva sede, ni se permitio la presentación de otras candidaturas. Yo no estuve en ese momento del baile pero seguramente hubiera bailado hasta jarabe tapatio si se tratara de llevar a Colombia ese cargamento de energía y vida que llevamos las feministas, en realidad conociendonos sí hubiera existido otra candidatura a los gritos se habria hecho escuchar y sólo se escucharon aplausos. Así, que con baile o sin él la cosa es que ese trabajo tan aurdo y dificíl nadie lo disputó y quedo en manos de las bailadoras fiesteras.... Salud por eso!!!. y a la fiesta me sumo!!.

    Me despido enviandoles un abrazo a cada cual, a las que conozco y a las que no.

    Mónica Godoy

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